Emilio Rabasa y el inicio de sus Novelas mexicanas

Emilio Rabasa y el inicio de sus Novelas mexicanas

Jorge Andrea Martínez[1]

La bola y La gran ciencia (Colección de Escritores Mexicanos, Editorial Porrúa, 2004) inauguraron la serie Novelas mexicanas, de Emilio Rabasa (Chiapas, 1856 — Ciudad de México, 1930). Ambas obras fueron disruptivas en las letras mexicanas por el tema que abordan: los levantamientos armados que antecedieron a la Revolución mexicana. Esta narrativa realista que propuso el abogado, periodista y escritor chiapaneco fue tan innovadora, que José López-Portillo y Rojas escribió que Rabasa representaba la inauguración de una nueva era de la literatura, más rica y floreciente[2].

En La bola, —que Rabasa publicó con el seudónimo Sancho Polo—, se presenta el levantamiento armado de Mateo Cabezudo para deponer al líder político del pueblo San Martín de la Piedra. El narrador de esta historia es Juan Quiñones, un hombre culto, trabajador y noble quien recuerda aquella revuelta en la que no solo perdió a su madre, sino también a la mujer de la que estuvo enamorado: Remedios, sobrina de Cabezudo.

Rasaba utiliza este conflicto amoroso como pretexto para mostrar los usos y costumbres de la política mexicana a finales del siglo XIX. Además, presenta su punto vista sobre los movimientos disidentes al porfiriato que empezaban a surgir en México; sin embargo, aunque fue cercano al régimen de Porfirio Díaz, Rabasa no criticó la revuelta en sí misma, sino la adolescencia de ideales y proyectos políticos. “La bola no exige principios ni los tiene jamás, muere en corto espacio material y moral, y necesita ignorantes”, escribe en La bola.    

Esta historia continúa en La gran ciencia. Algunos años después, cuando Juan Quiñones se muda a la capital del estado, donde se emplea como escribiente en la Secretaría Particular del Gobernador y se reencuentra con el violento Cabezudo, pero ahora hecho diputado, y con Remedios, su eterna enamorada, quien recibe los cortejos de la clase política de la ciudad, incluido el gobernador, cuya máxima es: “aquí no venga con leyes, porque no se puede gobernar con las leyes, sino que muchas veces es preciso hacer otras cosas […] Esto será muy legal, pero no es político, y la política es lo primero”.       

A través de los ojos del narrador, Rabasa nos presenta las intrigas y traiciones que suceden en un sistema político cuando el poder lo concentran personas despóticas. Y como escritor realista que abreva de la genealogía de los franceses Émile Zola y Honoré de Balzac; del español Benito Pérez Galdós y del británico Dickens, su literatura no sólo registra la estética y la psique del siglo XIX mexicano, sino que retrata la corrupción, el nepotismo y los mecanismos coercitivos de ejercer el poder. Así las cosas, Rabasa también sembró la semilla de la novela política en México, que continuaron Martín Luis Guzmán, Luis Spota y Carlos Fuentes.

Sin embargo, las Novelas mexicanas no sólo son una radiografía del México decimonónico, sino que también permiten adentrarnos a la vida y obra de Emilio Rabasa, por los paralelismos biográficos que el lector encontrará con el protagonista de esta tetralogía —que continúa con El cuarto poder y Moneda falsa (Colección de Escritores Mexicanos, Editorial Porrúa, 1998)—. Igual que Juan Quiñones, Rabasa salió de la provincia para llegar a la Ciudad de México, incursionó en la política de su estado y, en la capital de la República, fue agente del Ministerio Público y un periodista influyente en la vida pública mexicana.

Emilio Rabasa todo lo hizo en grande y bien: como periodista, cofundó el periódico “El Universal”; durante su carrera política, fue diputado y gobernó Chiapas; al escribir sobre Derecho, publicó La constitución y la dictadura (Biblioteca Jurídica Porrúa, 2016), libro de consulta desde hace más de 100 años, y cuando hizo literatura, inauguró una corriente en las letras mexicanas.

Incluso Mariano Azuela escribió: “Rabasa, prestigiado sociólogo, tuvo la humorada de escribir novela y no sólo la escribió con decoro, sino superando desde muchos puntos de vista la obra de sus antecesores, tanto por su claro talento y vasta cultura, como por el conocimiento profundo de los fenómenos políticos y sociales de la nación[3]”. ¿Necesita alguna otra razón para acercarse a la obra de Emilio Rabasa?    

 

[1] Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha escrito para los suplementos RSVP y Pimienta del periódico Excélsior. Es redactor del Boletín Jurídico Porrúa y colaborador del área de Comunicación y Relaciones Públicas de Grupo Porrúa.

[2] Lorum H. Stratton. Emilio Rabasa: Life and Works. Tesis de doctorado, The University of Arizona, 1971, pp. 141-142. 

[3] Azuela, Mariano. Cien años de la literatura mexicana. Ediciones Botas, 1947. Pp. 167 y 168.

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