García Márquez y sus cien años de soledad
María Isabel Hernández Espinoza [1]
Gabriel García Márquez (Aracataca, 1927-Ciudad de México, 2014) y sus Cien años de soledad nos presentan apenas con devaneos la cara del amor, un amor con límites, corto, malhecho, incestuoso, condenado a parir un hijo o definitivamente a no parir, según lo mande Dios, a cada uno de los integrantes de la familia Buendía. El amor es luz y sombra, felicidad y desgracia, principio y fin. Para cualquier hombre, alcanza a retorcerse dentro del abuelo, el hijo, el gitano, la huérfana, la mujer más bella, pero, aunque dicen que el amor mata, "... siempre habrá un Buendía, por los siglos de los siglos. "
Este escritor colombiano y referente del Boom latinoamericano no requiere mucha presentación, baste con decir que fue acreedor al Premio Nobel de Literatura en 1982, periodista, escritor de muchas obras, presentador de un amor que no tiene cabida en la lista del “amor romántico”, porque quizá se enfrascó más en hacer sentir al lector a través de sus personajes cómo ha sido la vida en América Latina, especialmente en su obra cumbre: Cien años de soledad (1967).
Gracias a Cien años de soledad , América Latina por fin cuenta con su propia biblia, en la que se relata nuestra historia desde el génesis hasta el apocalipsis, con sus éxodos y plagas, sus maldiciones y esperanzas, sus transformaciones y recurrencias; cuenta con su Popol Vuh mestizo y continental; cuenta, en fin, con su Quijote , porque como ocurre en la obra cervantina, el retrato de la realidad es más veraz e incisivo en la medida en que más generosos son los atributos de la imaginación que la mira2.
[1] Egresada de la Licenciatura en Letras clásicas por la UNAM. Se ha desempeñado como Profesora tipo A en la FFyL de la UNAM, así mismo participó como moderadora del “Reto Lector Porrúa 2019” en la CDMX. Ha participado en diversos Coloquios relacionados con la Antigüedad Clásica, además del Congreso Nacional de Paleografía y Diplomática en México.
[2]Gonzalo Celorio, “Cien años de soledad y la narrativa de lo real-maravilloso americano” en Cien años de soledad , Edición conmemorativa RAE, 2007, p. 520.