ENSAYO DE UN CRIMEN

"El no era un hombre como todos -reflexiona Roberto de la Cruz, el antihéroe de este libro-él tenía un destino, él sería un gran criminal o un gran santo." La frase anterior describe concentradoramente el terna y la trama de Ensayo de un crimen, la novela ya clásica de Rodolfo Usigli, publicada por vez primera en 1944. El relato de la obsesión frustrada y cumplida de un hombre que al oír el vals "El Príncipe Rojo" de Waldteufel, es invadido por la sensación destructora. Parábola freudiana, novela policíaca que anticipa la obra de Jim Thompson 3, las películas de Bertrand Tavernier, prefiguración de El extranjero de Camus y de los asesinos inexplicables de Norman Mailer, escenificación del "acto gratuito" proclamado por André Gide, Ensayo de un crimen es también la crónica de la ciudad de México en el periodo inmediatamente anterior al gobierno de Cárdenas, con el repertorio mítico: la colonia Roma y las Lomas, la calle Madero y el Paseo de la Reforma, la prisión de Lecumberri, casas de juego, merenderos, restaurantes donde el chisme es la biografía urbana, políticos y prostitutas, damas de sociedad sujetos tan equívocos, como el término equivoco. Con muy escasos puntos de contacto con el Archibaldo de la Cruz de la versión cinematográfica de Buñuel, Roberto de la Cruz, en su viaje fatigado y a la deriva, quiere olvidarse de su falta de propósitos vitales mediante la acción inmisericorde, gracias al asesinato que es el retrato esencial de la sociedad de que se margina: deshumanizada, intolerante, machista, homófoba. Con brillante prosística, con lucidez, Usigli se evade de la psicología rectilínea de la narrativa mexicana de su época, para infundirle credibilidad literaria a una idea: ser criminal es disponer de un objeto y un sentido. Ensayo de un crimen se desenvuele entre dos extremos: el odio de Roberto que usurpa a la justicia divina y la omnipresencia y la omnisapiencia del ex-inspector de policía, Valentin Herrera. Roberto quiere "la verdad, la realidad de un crimen como él lo había soñado-gratuito, perfecto", y Herrera quiere ir a fondo, desentrañar el tejido social, no permitir misterios, demostrar que no hay secretos en las sociedades pequeñas. En el momento de su aparición, Ensayo de un crimen fue vista como obra menor de un gran dramaturgo. Hoy es inevitable considerarla una novela fundamental, una visión onírica realista de las variedades de la culpa y la obligación de asesinar.