El Periquillo Sarniento 1-3

Porque El Periquillo, típicamente dentro de su género, no carece de digresiones -largos pasajes moralizadores, que contrastan fuertemente con el asunto principal, y novelas intercaladas. Pero esta últimas -y hay que decirlo en defensa de la arquitectura técnica de El Periquillo - encajan perfectamente en el enredo, y por cierto no lo interrumpen, como sucede casi siempre en las novelas picarescas anteriores. Casi todos los críticos que se han ocupado de El Periquillo, tanto los contemporáneos del autor como otros posteriores y mucho más ilustres -por ejemplo, Alfonso Reyes, en un artículo que apareció en 1914 en la Revue Hispanique-, lo han censurado por sus disertaciones morales. "Tal como lo estampó entonces -dice Valbuena Prat, refiriéndose a la crítica de Reyes, en La Novela Picaresca (Madrid, 1943, pág. XXV)- me parece injusto para una obra tan curiosa y rica en elementos costumbristas interesantísimos como El Periquillo. " Verdad es que la novela, estéticamente, peca menos por su moralización que por su erudición, de donde resulta muchas veces pesada e indigna; porque Lizardi, insaciable lector, vertió en su obra maestra todo el fruto de su extensa y variada lectura, que incluía, además de libros puramente morales, tratados sobre educación, teología, filosofía natural, física experimental, medicina, farmacia y derecho.