Desde la última vuelta del camino (memorias): Final del siglo XIX y principios del XX · Galería de tipos de la época

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ISBN
9789684523760
Comienzo a escribir este libro en el Hotel María Cristina, de San Sebastián, en un cuarto grande y demasiado pomposo para mí, que tiene un balcón que da al río. El panorama poco teatral me gusta más que el de la playa, y me parece menos monótono. La vista domina el espacio entre dos puentes. El de la derecha, el de Santa Catalina, el más antiguo de San Sebastián, y el de la izquierda, el puente del Kursaal, con unos farolones grandes de piedra con globos de luz. El río tiene el aspecto de algunos canales de Holanda. La marea alta que llena el cauce con sus olas y la baja que va a vaciarlo guardan un ritmo que siempre parece una novedad. A veces hay una draga que saca arena y arcilla del fondo del río con sus cangilones y la amontona en una gabarra, ya veces hombres con las piernas desnudas, y metidos en el agua, son los que sacan la arcilla a fuerza de brazo y la depositan en las lanchas largas y negras. Estas arenas arcillosas sirven para mejorar las huertas próximas. Las olas que entran en el río con la marea llevan en la superficie una gran cantidad de sustancia blanca algodonosa que flota en el mar y que parece que es residuo de fábricas. A veces toda la entrada de la ría está blanca, otra toma colores diversos, y una parte está verde oscura del agua salada marina y la otra turbia y amarillenta que viene del río. Así permanecen las dos masas acuosas mucho tiempo, con una raya bien marcada que las divide, como si hubiera algún obstáculo para que se mezclaran. Enfrente, en la orilla derecha, se ve un malecón con unas casas grandes y otras pequeñas. Al final de este malecón, hacia el mar, hay un rompeolas con una grúa de hierro. La orilla izquierda adonde da la parte trasera del hotel es principalmente paseo y cruzan por ella algunos automóviles. Al comenzar el temporal, el río se pone oscuro y amenazador, y ya no vienen las espumas blancas de las fábricas por encima del agua. Hay unos tamariscos negros en el paseo que tienen como un plumaje verde de las ramas que comienzan a salir con la primavera. Las gaviotas siguen jugando en el aire, evolucionando con su habilidad sobre el agua. ¡Qué arte para aprovechar el viento favorable y el contrario! ¡Qué energía y qué instinto!
Más Información
Formato Fisico
Editorial Editorial Porrúa México
Colección Sepan Cuantos
Categoría Biografía e historias reales
Temática Diarios, cartas y diarios de navegación
Páginas 452
Idioma Español / Castellano
Edición 1 , 1989
Autor(es) Pío Baroja
Encuadernación Rústica cosida en hilo
Audiencia Jóvenes adultos
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