Cartas de José Manuel Hidalgo

Radicado en Francia desde hacía ya muchos años, recibió el autor de estas cartas la primera de don Luis García Pimentel, solicitando entablar correspondencia con la mira de obtener datos para una Historia sobre el Imperio Mexicano. El que este nuevo amigo fuera sobrino a la vez de Félix Galindo, viejo y querido compañero de juventud, y de Concha Pimentel de Cuevas, mexicana dulce y virtuosa en cuya casa era acogido como hermano, fue suficiente motivo para que José Manuel Hidalgo aceptase sin demora lo que hasta entonces había negado siempre, o sea el contar lo que vio y palpó tras bastidores, del episodio que tan trágicamente se cerró en Querétaro. La primera carta está fechada en 1889. Tenía entonces el autor sesenta y tres años de edad y más de veinte de no hablar jamás de esas cosas. Su silencio ha sido tan largo, que ahora que inesperadamente se propone hacer el relato de sus recuerdos, se agolpan éstos borrosos y confusos en su mente. Prevalece, sin embargo, clara y aún viva la. amarga decepción de que fue víctima, cuando menos lo esperaba y de quien menos lo creía. Pero de ello se hablará a su tiempo y con plétora de detalles. A medida que ambos corresponsales estrechan su amistad, va perdiéndose paulatinamente el formalismo de las presentaciones, y más tarde hasta el tema mismo del Imperio, para llenarse las cartas de comentarios más o menos personales. y del relato de la vida diaria.