SALVEMOS A CHAPALA

Martín Casillas hace gala de sus aficiones y talentos de investigador, historiador y novelista en una combinación afortunada para los lectores que no desean o no pueden por cualquier motivo sumirse en archivos y bibliotecas o aprender los metalenguajes de los científicos, pero que si quieren conocer la biografía del lago. Fue quizá en la plenitud de su vida. Nos dice el autor cuando el lago de Chapala comenzó a sufrir las ofensas de un enemigo más cruento que todos : esa especia llamada hombre. En la narración de don Martín, que aprovecha el momento para incursionar al tema que por despertar su nostalgia, según admite, es su preferido y al que dedica no menos de ocho capítulos - la villa de Chapala convertida en lugar de paseo. Recreo, convivencia, festividades, noviazgo y emparentamiento. Práctica de deportes y deleitarse del clima y paisaje de los tapatíos y sus amigos venidos de lejos a partir del Porfiriato y durante un buen número de décadas subsiguientes el lector se verá contagiado de la algarabía narrada y gozará el trasladarse a esa época en diligencia. Ferrocarril o automóvil. Chapala podría volver a ser un agradable lugar para vacacionar. Pasear en lancha, nadar y degustar de suculentos platillos elaborados a base de popochas, pescado blanco, charales... ¡Salvemos a Chapala ! Ofrece al lector todo un espectro de las múltiples dimensiones de un problema de suyo complejo.