LOS AMOS APUNTES SOBRE LAS VISIONES

Jim Morrison tenía 14 años de edad cuando leyó la novela. En el camino de Jack Kerouac. Vivía en un pueblo cercano a la ciudad de San Francisco. Un día en vez de ir a la escuela se fue de pinta a dicha ciudad sólo para ver a los poetas beats en la librería City Lights, para después presumir ante sus condiscípulos, haciendo notar que en su hazaña había conocido a los locos poetas beatniks como Lawrence Ferlinghtti. Morrison era un genio. Sabía todo sobre los poetas, todo sobre la poesía y todo sobre los libros. Era culto antes de llegar al exceso, de donde parte al misticismo. Jim se animó a publicar sus libros gracias al apoyo y consejo del poeta beat Michael McClure, con quien fincó una buena amistad. McClure coincide en la lectura de Blake cuando dice: El sendero del exceso conduce al palacio de la sabiduría. Morrison entendió esto y fue excesivo. Ambos llegaron a la sabiduría por ser auténticos poetas, o nunca la alcanzaron por ser unos tontos divinos (estas dos cosas son la misma). Para Morrison como para William Blake, la realidad es inmensa una vez cruzado el umbral: Si las puertas de la percepción estuvieran abiertas, veríamos la realidad tal como es: infinita. Los Amos llega a nosotros en la excelente traducción del poeta José Vicente Anaya. Con oficio, conocimiento y riesgo haces en el idioma original una obra paralela. ésta nos acerca al universo convocado por la poesía, vertida en pensamiento por el traductor.