EL OLVIDO DE LA MEMORIA

´´La vida era irrepetible. Lo bueno y lo malo ya estaba consumado. Ahora tocaba la remisión. Y vio en las pupilas de Manuel todo el peso de su historia. La historia de un niño que se hizo anciano olvidando el paso a adulto. Una existencia llena de experiencias que había hecho de aquel niño un hombre pleno. La consecuencia del largo camino, la conclusión de las vicisitudes. Allí estaba Manuel, impertérrito, absoluto, relativizando cualquier concepto de la existencia porque lo había vivido todo, sin censuras ni mallas. Porque su vida fue natural, una operación sin anestesia, un parto con dolor como el de la madre de Román. Así era la vida. Así había que vivirla para sentirse completo. Ernesto comprendió a través de Manuel que la historia de la Humanidad carece de tiempo porque es el propio tiempo el que deglute a la Historia con plenitud. Solo le faltaba algo. Después podría morir en paz´´. Como en este fragmento de su libro. Alberto Peláez teje la historia de una experiencia trepidante que deja en el lector un poso de dolor y de ternura del que resulta imposible escapar.