Cosmopolitas · La miscelánea de siempre

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ISBN
9789684522947
Hace ya muchos años, el editor de una gran enciclopedia en preparación me escribió para pedirme que contribuyera con el artículo sobre el cuento corto. Aunque halagado por el cumplido, me negué. Siendo yo mismo un autor de cuentos, pensé que no podría redactar aquel artículo con la imparcialidad necesaria. Un cuentista escribe siempre en la forma que le parece mejor; si no, escribiría de otro modo. Hay varias maneras de escribir cuentos, y cada autor usa el sistema más adecuado a su idiosincrasia. Me pareció que dicho artículo podría ser redactado en la forma requerida por un literato que nunca hubiese escrito cuentos. Nada le. habría impedido ser un juez imparcial. Tomemos, por ejemplo, los cuentos de Henry James. Escribió muchos, y son muy admirados por lectores cultos cuya. opinión estamos obligados a respetar. Me imagino que es imposible para quien haya conocido a Henry James en persona leer desapasionadamente sus cuentos. James logró introducir el sonido de su voz en cada una de sus frases, y uno acepta su intrincado estilo, su largo fraseo y su amaneramiento, porque son parte del encanto, de la bondad y amena pomposidad del hombre que uno recuerda. Sin embargo, ya pesar de todo esto, considero que sus cuentos son bastante deficientes. No creo en ellos. No creo que una persona que haya presenciado la agonía de un niño con difteria pueda concebir que su madre prefiera su muerte a que crezca y llegue a leer los libros de su padre. Es lo que ocurre en un cuento titulado El Escritor de Beltraffio (The Author of Beltraffio). No creo que Henry James supiera cómo actuaba la gente común. Sus personajes carecen de entrañas y órganos sexuales. Escribió muchísimos cuentos sobre literatos; y dicen que cuando alguien protestó alegando que la gente de letras era distinta, James repuso: "Tanto peor para ellos." Es posible que no se considerara un escritor realista. Aunque no me consta. creo que miraba con horror Madame Bovary. En cierta ocasión, Matisse mostraba a una señora uno de sus cuadros, donde aparecía una mujer desnuda, y la señora exclamó; "Así no son las mujeres", a lo que él replicó: "Esto no es una mujer, señora; esto es un cuadro." Cree que si alguien se hubiese atrevido a sugerirle a J ames que sus cuentos no eran como la vida. éste habría contestado: "Esto no es la vida, esto es un cuento."
Más Información
Formato Fisico
Editorial Editorial Porrúa México
Colección Sepan Cuantos
Categoría Ficción y temas afines
Temática Ficción clásica
Páginas 308
Idioma Español / Castellano
Edición 1 , 1988
Autor(es) William Somerset Maugham
Encuadernación Rústica cosida en hilo
Audiencia Jóvenes adultos
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