El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde: El horror de mi otro yo

Octavio Juárez Peralta[1]
La dualidad que el ser humano posee por naturaleza no es algo de lo que se hable todos los días; sin embargo, tampoco es una cuestión demasiado oculta a la luz. Tanto es así que en 1886, Robert Louis Stevenson (1850 – 1894) dio vida a una de las más extraordinarias novelas de la literatura clásica. El título en inglés Strange case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde ha sido, por mucho, un importante aporte no solo a la literatura, sino a las artes en general, pues, tan solo un año después de su publicación, Thomas Russell Sullivan, adaptó y protagonizó la primera obra de teatro: Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1887).
Hoy en día, la obra del autor escocés continúa siendo tema de conversación dentro de los clásicos de la literatura universal, porque en ella habitan la psicología, la filosofía y la vida cotidiana. Louis Stevenson plasma en su obra una extraordinaria y lúgubre descripción de la cuidad de Londres, Inglaterra, de los años ochenta del siglo XIX, en la que un trastorno de personalidad múltiple -como hoy se le conoce- se convierte en el centro de atención de la investigación de Gabriel John Utterson, un abogado muy respetado en Londres y muy cercano al Dr. Henry Jekyll, conocido por su inteligencia y valores morales, pero que esconde un oscuro misterio dentro de su ser.
"El hombre no es uno, sino, dos", fue la premisa que alentó al Dr. Jekyll a crear una poción que le permitió transformarse a voluntad y separarse de su lado maligno. Pues Jekyll estaba seguro de que si ambas partes se individualizaran, la vida sería mucho mejor y se aliviaría de todo lo insoportable, pues el inicuo haría su camino libre para cubrirse u ocultarse bajo una buena actitud. Por otro lado, el justo podría caminar recto y seguro por su senda sintiéndose complacido por sus buenas obras, sin llevar las penitencias de su “hermano”.
La transformación física de este mal dio vida a Edward Hyde, un ser en extremo cruel y violento. Se le describe como un hombre grotesco, de estatura baja, de aspecto desagradable, que comienza a llamar la atención por el cruel asesinato de un par de personas. Pero Mr. Utterson está más interesado por el vínculo que hay entre Mr. Hyde y el Dr. Henrry Jekyll. Además, Utterson tiene la sospecha de que su amigo Jekyll está, de alguna forma, bajo las amenazas de Hyde, y esto le preocupa más que cualquier otra cosa.
El experimento de Henrry Jekyll, aunque resultó exitoso, fue tan doloros, que solo podría ser comparado con los traumas de la muerte. Aunque después, el Dr. Jekyll se sentía más ligero y aliviado. Todo pareció funcionar, sólo bastaba con beber la pócima para que Edward Hyde apareciera en el lugar de Henrry Jekyll y saciar sus oscuros deseos de maldad. Sin embargo, a medida que el tiempo avanzó, todo se salió de control: ya no hacía falta beber la pócima para que Mr. Hyde dominara el cuerpo del Dr. Jekyll. La personalidad de Mr. Hyde era muy fuerte y difícil de dominar. La opción más viable que encontró fue un repentino y frío aislamiento. La prestigiosa vida social del Dr. Jekyll se vio oprimida por la voluntad de Mr. Hyde.
Después de tomar la última porción de la pócima que le queda para permanecer como él mismo, Henrry Jekyll redacta un testamento y una serie de cartas en donde explica el largo y oscuro proceso de su experimento con lujo de detalle, al mismo tiempo que se resigna a dejar de existir y dar rienda suelta a la voluntad de Edward Hyde.
Una lectura pordemás fantástica, un referente universal de la literatura gótica que da cátedra de una lucha constante de la dualidad que el ser humano posee por naturaleza, y de lo débil que una persona puede ser ante la presencia de su lado más oscuro.
[1] Estudiante de la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas por la UAEM. Ha participado en diversos coloquios literarios. Actualmente realiza prácticas profesionales en Librería Porrúa.