Bernardo Esquinca: la expresión de nuestros miedos en sus libros

Bernardo Esquinca: la expresión de nuestros miedos en sus libros

Por Luis Zaldivar[1]

Los mexicanos estamos acostumbrados a lo sobrenatural: cada año celebramos a la muerte y la aceptamos como a una igual. Nos burlamos de ella y la esperamos con reverencia, e incluso la retamos. Desde épocas prehispánicas contamos historias, relatos de seres del otro mundo, muertos y criaturas nocturnas que nos ponen la piel de gallina. Leyendas hay muchas, al igual que personajes icónicos como La Llorona, El Charro Negro o los nahuales. Todo esto conforma la identidad nacional en el género del terror y el misterio.

En cuanto a las letras, México se ha destacado por ser un país con exponentes icónicos del género, aunque poco conocidos en el ámbito internacional. Nombres como Amparo Dávila, Francisco Tario, Vicente Quirarte, Carlos Fuentes o incluso cineastas como Carlos Enrique Taboada, han entregado algunas de las historias de suspenso más interesantes en las letras nacionales. No por ello, en años recientes otros han continuado con el legado: Francisco Haghenbeck, Alberto Chimal o incluso Guillermo del Toro han contribuido en gran medida a ampliar el rubro.

De estos últimos nombres, cabe señalar el del autor tapatío Bernardo Esquinca, nacido en 1972, considerado ya como uno de los escritores de terror y misterio más sobresalientes del país. Su obra está catalogada dentro del subgénero weird fiction (ficción de lo extraño), un género bastante popular en los últimos años, y que engloba a autores como H.P. Lovecraft, Stephen King o China Miéville, entre otros.

¿Qué tan extrañas podrían ser las letras de Bernardo Esquinca para considerarlas de esta forma? Aunque entre sus libros encontramos la llamada Saga Casasola, compuesta por cuatro libros (La Octava Plaga, Toda la Sangre, Carne de ataúd e Inframundo) en dónde el protagonista, el detective Casasola, se ve envuelto en casos misteriosos y sobrenaturales, sus demás obras, en especial las recopilaciones de cuentos, le dan un marco más amplio a su estilo personal.

En 2014 concluyó su llamada Trilogía del Terror: tres libros antológicos con cuentos de su autoría que incluyen algunos de sus relatos más famosos. Estos tres libros son: Los niños de paja, Demonia y Mar Negro, confunden contenido de terror con el género policiaco, la ciencia y las más antiguas leyendas y tradiciones de México y del mundo. Sus relatos nos trasladan, en la mayoría de los casos, a lugares de la Ciudad de México que el autor conoce bastante bien: Mixcóac, el Centro Histórico, Tlatelolco, entre otros.

El terror que Bernardo Esquinca imprime en sus páginas no es ajeno a nuestros propios miedos: amigos de la infancia aterrados con el recuerdo de una posesión demoniaca, un pueblo donde los niños viven eternamente y atacan a los adultos que les hicieron daño, mujeres y hombres ligados a fantasmas y maldiciones antiguas, zombies que invaden Tlatelolco un día después del 02 de Octubre de 1968, hasta pequeños animales, como moscas, insectos o bacterias que definen el ciclo de la vida y la muerte de los protagonistas. Nadie está exento de ese miedo visceral, de las sorpresas que hay tras cada esquina, tras cada puerta.

Este año, Esquinca está de estreno con el lanzamiento de su nueva compilación de relatos cortos, El libro de los dioses, editado por Almadía, casa editorial que lleva sus publicaciones desde 2008, y que seguramente tendrá el mismo reconocimiento que sus anteriores obras. Estamos, pues, ante un autor que ha logrado plasmar el miedo de todos, en especial de un México cargado de leyendas, mitologías y rumores. No hay página que no tenga elementos que conocemos bien: sacrificios humanos para saciar a los dioses, fantasmas, brujería, maldiciones escondidas bajo las pirámides o en objetos tan mundanos como muñecas antiguas. Vampiros, zombies, asesinos seriales, brujas: todos coinciden, y nos representan.

Porque seamos claros y honestos con nosotros mismos: ¿quién no ha escuchado historias así? ¿A qué “primo de un amigo” no le ha pasado tal o cual cosa? Bernardo Esquinca no miente, porque en el fondo, nosotros tampoco podemos mentir: sentimos miedo.

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[1] Egresado en Filosofía por la UNAM, es autor de varios relatos y ensayos, además de autor de la columna "El Rincón del Miedo", del periódico Aquí. Se desempeña como librero y agente multiplicador en Librerías Porrúa.

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